18 de julio de 2018
El Libertador decía que la mejor política es la rectitud. Y la rectitud ha sido la hoja de ruta de nuestro gobierno. Desde que llegué a la Casa de Nariño, quise implementar las mejores prácticas de buen gobierno a través de la modernización del Estado bajo estándares de transparencia y moralidad pública. Significó reconocer que enfrentábamos un enemigo tan peligroso para la democracia como la propia guerra que estábamos empeñados en acabar: la corrupción, que le arrebata los derechos y la esperanza al ciudadano y destruye su confianza en el Estado.